El reloj de la torre del INVO de Quetzaltenango

La torre del INVO luciendo su histórico reloj

por Enrique José Juárez Díaz

Al centro del lado oeste del patio principal esta la famosa y hermosa torre del establecimiento, de cuatro niveles con gruesos muros y esbeltas columnas que se alzan al frente. Desde la torre se divisa gran parte del casco antiguo de la ciudad y a la vez esta puede observarse desde diferentes puntos de Quetzaltenango. Durante un tiempo la torre sirvió como observatorio meteorológico.  El reloj de la torre del INVO, el cual corona la misma, es sin lugar a ninguna duda uno de los más conocidos y emblemáticos relojes públicos de Quetzaltenango.

Innumerables autoridades del establecimiento, profesores y exalumnos, en diferentes épocas, vivieron dentro del establecimiento los diferentes períodos de clases y de recreos al sonido de las campanas del reloj que anunciaban las diferentes horas y sus espacios de cada 15 minutos entre ellas, cuartos de hora. Hasta que este se detuvo y cayó en el olvido. Viejos vecinos de un sector de la zona 1 y 3 deben extrañar sus campanadas. Según algunas fuentes históricas, el reloj fue originalmente instalado el tres de mayo de 1862 en la torre que se construyó al centro del portal de las Carnicerías o de Banderillas, este portal dividía la plaza de Armas o plaza Mayor de Quetzaltenango en dos partes.

En el acta del martes 8 de mayo de 1860 de la Municipalidad de Quetzaltenango se hace constar que: «Está por llegar a Guatemala el reloj que se le pidió a don Nicolás Fuchs, y que las campanas de este las había visto don Francisco Sánchez, a quien la municipalidad le encargó la dirección de la construcción de la Torre para colocar el mencionado reloj». En acta municipal del viernes 28 de octubre de 1861 se asienta que, “debido a falta de fondos para continuación de los trabajos de la torre para el reloj, don Francisco Sánchez ofrece sufragar los gastos por dos o tres semanas mientras se consiguen los fondos, a base de reintegro”.

Al instalarse el reloj cambiaron el nombre del portal de Banderillas a portal de la Torre, algunos historiadores sostienen que también se llamó a la nueva torre como Torre del Rolex, posiblemente por la marca del reloj, lo que no ha sido verificado. Años más tarde la torre se remodeló, debido a los daños ocasionados por el terremoto de San Perfecto en 1902, al concluir la remodelación se nombró Torre a Centroamérica.

Finalmente, esta torre fue dinamitada por orden del presidente Jorge Ubico en el año 1938. Fue en ese año que se trasladó el reloj de la demolida torre, a la torre del INVO, la cual se construyó entre 1912 y 1914. De verificarse lo anterior, el traslado, por medio de historiadores y expertos relojeros se puede decir que este sería entonces uno de los relojes más antiguos de la ciudad y del país y por tanto de una riqueza histórica excepcional. Con el avance de la tecnología y, sobre todo con el auge de los relojes de cuarzo, estos relojes fueron cayendo en desuso y este famoso reloj fue una de las víctimas.

El reloj de la torre del INVO es un reloj de tres trenes con toques de campanas cada cuarto de hora e indicación de la hora en punto. El reloj posee dos campanas localizadas en el quinto piso de la torre. El mecanismo de escape es de un diseño singular, pues la rueda de escape está construida con pines o pasadores y el diseño de las paletas se asemeja a la apariencia de un compás. Dicho mecanismo de escape es en esencia un escape de reposo o dead beat. Lo que fue una de las mejoras conseguidas con los relojes en la mitad posterior de los años 1700. Esta mejora fue un invento del relojero inglés George Graham (1673 – 1751). Sería de lamentar que se pierda o quede en desuso esta notable pieza, parte de la historia de la ciudad y del establecimiento. Es una obra de relojería de invaluable valor histórico que vale la pena restaurar y mantener.

Fuente: Libro Los tiempos que se fueron escrito por Enrique Juárez.

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Teatro Municipal de Quetzaltenango

Hoy arriba a 126 años de su inauguración el Teatro Municipal de Quetzaltenango. La construcción —en el centro de una manzana de terreno expropiada con ese propósito— fue aprobada por el Ayuntamiento de la ciudad en el año de 1890.

La construcción se inició el 14 de septiembre de 1891 cuando fungía como alcalde primero el licenciado Manuel Estrada Cabrera. Las obras de construcción estuvieron a cargo del estadounidense Enrique H. Jones; los arquitectos y artistas Joaquín Rigalt, Eduardo Felice y Lorenzo Durini.

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Parque 10 de mayo

La iglesia de San Nicolás de Tolentino, a causa del terremoto de San Perfecto del año 1902, quedó completamente en ruinas, por lo que fue demolida; y en el lugar que ocupaba se construyó el actual parque, que está contiguo al Instituto Normal de Varones de Occidente.

Antiguamente hubo en la parte de atrás del parque un pequeño mapa en relieve de Quetzaltenango, obra del ingeniero Francisco Vela, donde alumnos encendían papeles en la base del Santa María ahí representado, para ver cómo salía el humo por el cráter del volcán, simulando de esta manera una erupción. Durante los trabajos de restauración en el año de 1972 el Concejo Municipal de ese tiempo decidió demoler el mapa y construir en su lugar una pírrica fuente, la cual fue remozada por la municipalidad de Quetzaltenango en el año 2018.

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Bustos extraviados

Grande ha sido la devastación en Quetzaltenango de sus monumentos y espacios históricos; como parte de ello hay tres bustos de ilustres ciudadanos que han desaparecido, y a grandes rasgos son los de:

Francisco Vela

Nació en Quetzaltenango en 1859. Fue director de la Escuela Politécnica entre 1889 y 1891; decano de la Escuela Facultativa de Ingeniería de 1898 a 1902. Sin duda su más extraordinaria obra fue la realización del Mapa en Relieve de Guatemala, el cual se puede apreciar en el Hipódromo del Norte en la ciudad de Guatemala. En Quetzaltenango realizó un mapa en relieve, del área de Quetzaltenango, en el parque que está a un costado del INVO. Dicho mapa fue destruido y sustituido en 1972 por una pírrica fuente que mando a construir la administración municipal de Diego López de León.

El busto del ingeniero Vela fue obra de Rodolfo Galeotti Torres, tallado directo en mármol.

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