Marquesas de origen quetzalteco.

«Marqués es un título nobiliario mediante el cual monarcas europeos han concedido un honor o dignidad a ciertas personas y linajes a lo largo de la historia. Su posición en la jerarquía nobiliaria europea es superior a la de conde e inmediatamente inferior a la de duque. Su forma femenina es marquesa y su señorío se denomina marquesado.

Sus orígenes se remontan a los señores de frontera del reino, llamados inicialmente marqueses, ya que tenían a su cargo la defensa de una frontera y administración de una marca dentro del Imperio carolingio. Estas marcas eran territorios fronterizos, como la Marca Hispánica (frontera con los territorios musulmanes).

Los títulos nobiliarios de España son reconocidos por el rey y regulados por el Estado; su uso indebido es perseguido por la ley y en ningún caso son susceptibles de ser comprados ni vendidos y es el título que con más frecuencia se ha otorgado. La corona española ha otorgado el título a personas que no han gozado de nobleza, como premio a sus grandes méritos o por alguna venta cuando escaseaban las arcas del monarca, lo que se dio con mayor notoriedad en los siglos XVII y XVIII.

En España, el título de marqués no se consolidaría hasta el siglo XV, siendo los marquesados más antiguos los de Villena, Santillana, Aguilar de Campoo y Astorga. Actualmente existen en España 1372 títulos de marqués, de los cuales 142 ostentan además la dignidad de Grande de España.

Los marquesados, como el resto de los títulos nobiliarios, son hereditarios en la persona del hijo o hija primogénitos del último titular. El uso de tales títulos se hace extensivo a los consortes legítimos de quien ostenta la dignidad y a los cónyuges viudos mientras no contraigan nuevas nupcias. El tratamiento que corresponde a los marqueses Grandes de España es el de Excelencia y para los marqueses que no son Grandes de España, el de Ilustrísimo.»[1]

En la Capitanía General de Guatemala al contrario de lo que ocurrió en otras provincias de la América española, se otorgaron muy pocos títulos nobiliarios, de carácter hereditario y estos con el paso del tiempo se fueron extinguiendo o se cancelaron, luego de haber sido creados. Entre ellos:

Siglo XVI. Adelantamiento de Costa Rica.

Siglo XVII. Marquesado de Lorenzana y marquesado de Talamanca.

Siglo XVIII. Marquesado de Aldecoa y marquesado de Aycinena.

Fue otorgado en Guatemala el marquesado de Aycinena el 19 de junio de 1873 por el rey Carlos III a Juan Fermín de Aycinena e Irigoyen, con el vizcondado previo de Aldecoa. El tercer y ultimo marqués fue Juan José de Aycinena y Piñol, obispo de Trajanópolis y Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala en 1842.

No se tiene conocimiento de otros títulos nobiliarios otorgados a otros ciudadanos en Guatemala, sin embargo, como hechos curiosos, hay dos casos conocidos de personas de origen quetzalteco, del mismo tronco familiar, que obtuvieron título nobiliario de marquesado debido a sendos matrimonios.

Marquesa de Vistabella

Francisca Aparicio Mérida, hija de Juan José Aparicio Limón y de Francisca Mérida Estrada —miembros de la prominente y acaudalada familia Aparicio de la ciudad de Quetzaltenango, Guatemala—, se casó el 24 de julio de 1874 con el general y mariscal de campo Justo Rufino Barrios, a la sazón presidente de Guatemala desde el 4 de diciembre de 1873. El matrimonio procreó siete hijos y los cónyuges permanecieron unidos hasta el fallecimiento del general.

Doña Francisca por haber quedado viuda el 2 de abril de 1885, y como heredera universal del fallecido presidente, junto a sus hijos se marchó de Guatemala y se radicó en la ciudad de New York donde vivía parte de su familia.

Posteriormente la viuda del general Barrios junto a la familia se trasladó a España, donde por medio de un conocido de la familia, Antonio Canóvas del Castillo, fue presentada a la nobleza española. El amor volvió a tocar a su puerta, pues todavía era una joven mujer de 34 años, y se casó en segundas nupcias en 1892 con José Martínez de Roda, primer marqués de Vistabella y representante de Granada en la cámara de diputados —El marquesado de Vistabella es un título nobiliario español creado por Real Despacho de 9 de septiembre de 1895, real decreto del 2 de julio de 1895, por el rey Alfonso XIII a favor de José Martínez de Roda, senador del Reino—. No hubo descendencia de ese matrimonio por lo que el marquesado pasó a los herederos del general Barrios. El primero de ellos que ostentó el marquesado fue Justo Rufino Barrios Aparicio de 1899 a 1909.

Francisca Aparicio y Mérida, marquesa consorte de Vistabella, por Francisco Masriera. 1892. (Museo del Prado, Madrid).

Marquesa de la Ensenada

El marquesado de la Ensenada es un título nobiliario español, concedido por Felipe V en 1736 a Zenón de Somodevilla y Bengoechea (1702-1781), en recompensa a las campañas del futuro Carlos III en el reino de Nápoles (1733-1736).[2]

El diario ABC con sede en Madrid España publicó el 15 de junio de 1916, la boda entre una de las herederas de Justo Rufino Barrios y Francisca Aparicio Mérida con un ciudadano español. La nota decía así:

“En los últimos días del corriente mes contraerán matrimonio en París la señorita María Barrios Aparicio, hija de la marquesa de Vistabella, con el oficial del Ejército don Tomás Terrazas y Azpeitia, marqués de la Ensenada”. El marqués de Vistabella había fallecido en 1899 y su sucesor fue Justo Rufino Barrios Aparicio, hermano de la novia, hasta el día de su fallecimiento en 1909.

En España, Zenon de Somodevilla y Bengoechea, ancestro de Terrazas y Azpeitia, el primer marqués de la Ensenada, quien vivió de 1707 a 1781, es recordado como el ministro del rey Fernando VI, quien impulsó la construcción de una de las más grandes obras de la ingeniería hidráulica, el canal de Castilla.

María Josefa Barrios Aparicio marquesa de Vistabella y de la Ensenada

Terrazas y Azpetia, el IV marqués de la Ensenada, heredó el título de sus antepasados y murió en 1923. María Josefa le sobrevivió 36 años más y falleció el 11 de abril de 1959, fue la última descendiente directa de la familia, según biógrafos de la familia Barrios Aparicio.

María Josefa, tercera hija del general Justo Rufino Barrios, además del título de marquesa de la Ensenada, recibió el de IV marquesa de Vistabella, debido a que sucedió a su hermana mayor, Elena, al fallecimiento de esta en 1944. Elena fue nombrada marquesa de Vistabella al fallecer su hermano Justo Rufino en el año de 1909.

En honor a la hija del general Justo Rufino Barrios de nombre Elena Barrios Aparicio, la avenida del Hospital San Juan de Dios en la Ciudad de Guatemala se llamó «Avenida Elena».

El estadio de fútbol de San Marcos, cabecera del departamento del mismo nombre en Guatemala, recibió el nombre de estadio Marquesa de la Ensenada, en agradecimiento a que la hija del general, oriundo de ese departamento, donó la mayor parte de los fondos para su construcción, el estadio fue inaugurado el 23 de abril de 1963. La marquesa también hizo un donativo para la construcción del gimnasio Aurelio Fallabela Monterroso.

Hijos de Justo Rufino Barrios Auyón y Francisca Aparicio Mérida. Fotografía de Clodoveo Tzul.

Fuentes: Prensa Libre, Wikipedia, Geni


[1] Wikipedia

[2] Wikipedia

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